La política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela ha sido un foco de discusión internacional en la cual conjugan intereses económicos, militares y geopolíticos, teniendo desde un bando a la principal potencia del hemisferio occidental como lo es EEUU, y por otro lado el país suramericano el cual ha sido una potencia petrolera y aliado fundamental de países no alineados como China y Rusia, generando una gran tensión en la región.
Dentro de las estrategias del estado norteamericano para buscar desestabilizar política, económica y socialmente al gobierno de caracas está la de instrumentalizar a un organismo internacional como la OEA, organismo que ha sido una ficha clave para implementar la política aislacionista contra el gobierno de maduro, al igual que el uso de un discurso de la promoción de seguridad, la cual se refleja en la implementación de estrategias militares, como la lucha contra el terrorismo, el discurso de la promoción y defensa de la democracia representativa que ha sido el pilar político para poder permear las instituciones y justificar su actuar, así como un tercer enfoque dirigido al control de la economía venezolana como han sido las diferentes sanciones y los bloqueos económicos dirigidos hacia este.