El avance dinámico de los mercados acompañado de un desarrollo tecnológico con nuevas tendencias que penetran los territorios en tiempo record genera condiciones más competitivas. Habitantes, inversionistas, turistas y toda una comunidad en general continuamente consumen los recursos, que lógicamente con el paso del tiempo se vuelven más escasos. Estos escenarios han convertido a las ciudades en grandes competidores buscando generar estrategias que logren atraer los diferentes actores y generar mejores ingresos.
Esta necesidad de las ciudades de buscar recursos y pugnar en un mercado abierto y altamente competitivo requiere una concepción de una imagen e identidad propias que permita adquirir un reconocimiento interno y externo, en pocas palabras posicionamiento. En la medida que las ciudades lleguen a establecer una clara respuesta de lo que desean conseguir llegaran a desarrollar una marca ideal que les permita ingresar y permanecer en competencia en el mercado global.
Para lograr este objetivo es indispensable la construcción de una marca, pero el proceso es exigente y demanda una investigación de mercado profunda donde se tengan en cuenta aspectos vitales que promuevan la identidad, los habitantes de la ciudad juegan un papel muy importante ya que son ellos quienes en dado momento sienten y conocen más la ciudad y su opinión tendrá un alto valor durante las diferentes fases de la construcción de la marca ciudad.
Una marca ciudad en sus objetivos principales busca atraer inversión extranjera, turismo y recursos, de esta manera debe buscar compenetrar esas necesidades de su comunidad con la imagen que desean transmitir al mercado extranjero.